Los estudios científicos son una parte de la ciencia. No obstante, la mayor parte de la investigación en las áreas de nutrición y salud, durante las últimas décadas, se ha realizado por mandato de intereses particulares. En otras palabras, estos estudios científicos a menudo se hacen por encargo para probar alguna idea predeterminada.
La financiación de los estudios científicos
Muchas de las cosas que se deberían de estudiar no se estudian por falta de financiación. Así que incluso si no existiera investigación contrastada que apoye las ideas que defendemos, una simple carencia de estudios científicos no invalida automáticamente una serie de ideas.
Aunque es importante estar al tanto de investigaciones actuales y de los estudios científicos para reforzar nuestros conocimientos, también es fundamental comprender cómo funciona todo esto.
A pesar de que el movimiento Paleo se apoya sobre la buena ciencia, es importante reconocer las limitaciones . Por ejemplo, las inherentes a los estudios científicos. Así como las relacionadas con las investigaciones publicadas sobre salud y nutrición.
Damos por supuesto que periodistas, escritores y médicos comprenden el significado de una investigación determinada antes de hablar sobre ello. Pero lamentablemente, no siempre es así. Por ello, recuerda que las noticias sobre investigaciones científicas de las que se habla en los medios, lo más seguro es que no sean lo que parece.
Mentiras arriesgadas y riesgo relativo
Por ejemplo, el dogma del colesterol es uno de los mitos más arraigados en el mundo de la nutrición. Y una unidad de la industria farmacéutica se dedica, en exclusiva, a combatirlo. Es más, se dice que uno de los fármacos más populares para la enfermedad cardíaca, las estatinas, está respaldado por estudios científicos exhaustivos.
Aunque es posible que hayas escuchado que la efectividad de las estatinas anda cerca del 33% en la «reducción del riesgo relativo». Por ello, si una cardiopatía te atemoriza y te dicen que existe un fármaco que reduce un 33% el riesgo relativo de un ataque al corazón, lo más seguro es que lo quieras tomar. ¿Pero antes te preguntarías qué significa el «riesgo relativo», no? Si lo hicieras, es posible que cambiaras de opinión.
El «riesgo relativo» en los estudios científicos
El riesgo relativo no es más que la diferencia, expresada a modo de porcentaje, entre los resultados observados en dos grupos diferentes. Digamos que se compara a un grupo que toma estatinas con otro que toma un placebo. De cien personas en el grupo de las estatinas, dos de ellas – 2% – sufren un ataque al corazón. Y de cien personas en el grupo del placebo, tres de ellas – 3% – tienen un ataque al corazón.
Si comparamos estos dos grupos, vemos que la diferencia entre los dos grupos es solamente de 1%. Algo que podría deberse tanto a la casualidad como a una medicación efectiva.
¿Acaso es un 1% diferencia suficiente para que te convenga tomar un fármaco con un surtido tan amplio de efectos secundarios? Entre otros, fuertes dolores musculares y pérdida de memoria.
La industria farmacéutica y los estudios científicos
Lo más seguro es que no.
Así que en lugar de publicitar ese patético 1%, las farmacéuticas hacen algo bastante escurridizo: manipulan las cifras de esta manera. La diferencia entre un riesgo del 3% y un riesgo del 2% es un 1%. Y 1% es una tercera parte de 3%. Por lo tanto, declaran que su producto ofrece una reducción del 33% en riesgo relativo.
Por ello, de golpe y porrazo, 1% se convierte en 33%. Y el ratio costo-beneficio de tomar una estatina empieza a tener sentido.
Estos son los trucos interesados que utilizan las farmacéuticas para hacer que sus productos tengan buena pinta. Sí, es una práctica legal. O al menos no es ilegal. Y sí, también se hace con una frecuencia alarmante.
Aunque el riesgo relativo no es la única herramienta de investigación que nos tendría que mosquear sobre los estudios científicos. Uno de los métodos más comunes usados en estudios dietéticos y de salud es el registro dietético.
En el siguiente artículo veremos de qué estamos hablando cuando nos referimos a estudios de registro dietético. También aprenderemos por qué correlación no implica causalidad. Y nos daremos cuenta de cómo hemos dejado de observar otras cosas que son importantes cuando hablamos de comida y salud.
Genial post Edurne. Más blogs como éste conseguiran que la gente esté más informada sobre estos temas. La información es poder.
Gracias.