Una de las primeras cuestiones que tuve que hacer para mejorar mi salud fue cambiar la forma en que gestionaba mi inteligencia emocional. O, mejor dicho, fue empezar a gestionarla. Sí, lo confieso, hasta hace pocos años no sabía cómo expresar todo lo que sentía por dentro. Y tampoco sabía el daño que me estaba provocando y lo mucho que estaba afectando a mi salud.
De hecho, ya te he hablado en otras ocasiones de la relación que existe entre la fatiga adrenal y la salud emocional. E incluso he compartido contigo algunos hábitos que hacen las personas felices y que reflejan una buena gestión de nuestras emociones.
Hábitos que yo misma practico cada día y que no me arrepiento de haber implementado en mi día a día.
Sin embargo, hoy quiero dar un paso más y ayudarte a mejorar tu inteligencia emocional. Quiero que tú también seas capaz de gestionar tus emociones. Quiero que consigas una salud plena, cuerpo y mente. Dos partes inseparables que hay que cuidar por igual.
Entendiendo la inteligencia emocional
Antes de comenzar con los consejos que te permitirán trabajar tu inteligencia emocional a diario, es necesario explicar brevemente en qué consiste este concepto.
De forma muy resumida, la inteligencia emocional es nuestra capacidad para gestionar y comprender nuestras propias emociones. Para entender todo lo que pasa por nuestra mente. Una capacidad que tiene un claro reflejo en nuestro día a día. En la forma en la que nos relacionamos con el mundo y con las personas que nos rodean.
Precisamente por ese motivo es tan importante tener una buena gestión emocional: las emociones nos rodean e influyen directamente en nuestra calidad de vida. En nuestra propia salud.
Y aun así, nunca nadie nos ha enseñado a entender la inteligencia emocional. Y mucho menos nos han enseñado cómo gestionarla.
Pero hay una buena noticia: hoy vas a poder ponerle solución.
Estos consejos te permitirán aprender a gestionar tus emociones
1. Empieza con el autoconocimiento
De nada nos serviría trabajar nuestra inteligencia emocional si antes no aprendemos a ser conscientes de nuestras propias emociones. El primer paso que tenemos que dar es aceptar y reconocer nuestros sentimientos. No reprimirlos ni tampoco dejar que nos dominen.
2. Pon en marcha tu empatía
Tanto con nosotros mismos como con el resto. La empatía es una de esas aptitudes que tampoco aprendemos a desarrollar. Y a menudo nos impide entender puntos de vista diferentes a los nuestros.
Además, muchas personas creen que la falta de empatía es un exceso de ego. Pero yo no estoy de acuerdo. Al contrario, pienso que es un claro signo de una inteligencia emocional poco trabajada.
3. Perdona, olvida y agradece
Sé que a veces parece difícil perdonar u olvidar ciertos actos que nos han podido molestar o hacer daño. Y también sé que a muchas personas les cuesta agradecer todo lo que tienen en su vida.
Pero te aseguro que esas 3 palabras son sinónimo de una buena gestión emocional. No me malinterpretes. Hay ocasiones en las que no podrás olvidar o perdonar. Pero eso no implica que tengas que vivir anclado en esas emociones.
4. Di no al falso positivismo
Si me conoces un poco, sabrás que soy una persona optimista. Creo en la asertividad y, sobre todo, en la actitud que adoptamos en nuestras vidas.
Pero también sabrás que yo, al igual que tú, tengo días donde todo sale mal. Donde lo último que quiero es leer una frase digna de una taza de té. Y donde solo me apetece llorar, gritar o romper algo.
Ser consciente de esto y dejar que afloren esos sentimientos también es sinónimo de una buena inteligencia emocional. Además, ya conoces mi dicho: “Cuando tengas un día de mierda, conviértelo en abono”.
5. Acepta las críticas
Muchas veces vemos las críticas como un ataque. En realidad, es un reflejo de una baja autoestima y de una mala inteligencia emocional. Puedes aprender mucho de una crítica. Incluso puede que esos mismos comentarios te sirvan para reafirmar tu postura.
Así que la próxima vez que alguien critique lo que haces, párate y analiza tus sentimientos. ¿Realmente era un ataque personal?
¿Qué papel juega la autoestima en la inteligencia emocional?
Llegados a este punto, seguramente te estés preguntando la relación que existe entre la autoestima y la inteligencia emocional. O quizá estés pensando que son las dos caras de una misma moneda. Y la verdad es que no estarías equivocado.
De hecho, la baja autoestima muchas veces viene de la mano de una nula inteligencia emocional. No porque haya personas que nazcan sin ella sino porque nadie nos ha enseñado a entenderla ni a ponerla en práctica.
Por eso, no quiero terminar este post sin proponerte un pequeño reto que te va a ayudar a trabajar tu inteligencia emocional. Y seguramente también te ayudará a mejorar tu autoestima.
Quiero que desde hoy adoptes una actitud proactiva en tu vida. Quiero que prestes atención a cómo te sientes, a cómo actúas con el resto y contigo mismo. Sobre todo en los momentos en los que las emociones te superan. Esos momentos cuando no sabes cómo lidiar con ellas.
Quiero que te hagas responsable de tus sentimientos. Es hora de pasar a la acción y de empezar a entender lo que sientes. Sin vergüenza, sin miedo y sin prejuicios.
Y tú, ¿has descubierto ya todo lo que te puede ofrecer una buena inteligencia emocional?
Es bueno que alguien nos recuerde lo especiales que somos, y no dejarnos entrar entrar en el bucle del estrés. Estos días he estado agobiada y con ansiedad. STOP. Hasta aquí. Soy genial y me quiero mucho. Y estoy rodeada de gente genial, y los que no quieran serlo, pues es una pena. Gracias Edurne, me ha venido muy bien para centrarme otra vez.😘
¡Hola Edurne!
Pues sí, a raíz de unos problemas de salud (a nivel físico) empecé a preocuparme más por mi salud emocional. Estoy bastante avanzada con la parte del autoconocimiento (el Eneagrama me ha ayudado muchísimo), pero debo admitir que me cuesta mucho salir del nivel teórico y ponerlo en práctica. Es decir, me sé muy bien la teoría, intento ser consciente de mis emociones y reaccionar de diferente manera, o simplemente, no reaccionar, pero…mi “yo” de siempre acaba saliendo en la mayoría de los casos. Uno de los objetivos que persigo es intentar tener paz antes que tener razón, pero me cuesta tanto. Es como si me costase muchísimo superar las situaciones que yo creo “injustas”. Y sé que lo justo e injusto es muy relativo, que es imposible lo que le digas a otra persona….si está dentro de su mente, no va a cambiar tan fácil de idea…. ¡Si todo eso ya me lo sé!
Tengo mucho que aprender y creo que has resumido muy bien qué actitudes hacen que tengamos una mejor salud mental. Intentaré poner en práctica los consejos que das, que creo que son muy útiles y prácticos. Empatía no me falta, y como tú, muchas veces el nivel de estrés o de saturación me llega a tal punto, que necesito llorar…sobre todo llorar, me alivia mucho. Pero ojalá llegue a necesitarlo menos algún día…. Ojalá me estrese, agobie, enfade menos algún día.
¡Un besito!
Maider
Hola Edurne:
Te encontré con el post para el lavado de cabello con bicarbonato y vinagre, estoy encantada con los resultados (aunque sigo en la fase de adaptación) y con este tema sobre la Inteligencia emocional, pues estoy mas fascinada del variado contenido que manejas, muy útil y que sobre todo va a la mejora como personas en una gran variedad de aspectos. ¡Me encanta! y agradezco haberte encontrado.
Efectivamente como comenta Maider, algunas personas en lo teórico lo tenemos claro, sin embargo cuesta hacer el puente para llevarlo a la práctica. En lo personal trabajo en éste ámbito y es algo que transmito constante a las personas, y por supuesto trato de llevarlo a mi vida diría, y lo he logrado en el ámbito laboral, y en ocasiones en lo familiar, sin embargo es donde más me cuesta, a veces nos enganchamos con las situaciones o las personas que nos recuerdan viejas heridas, resultando de experiencias dolorosas, y a veces sufrimos más por esas memorias dolorosas, que realmente por las situaciones presentes. Por ello debemos retomar esa parte niñas o niños, de vivir aquí y ahora, y darle un giro a las situaciones, ¡me encanto la frase de tomar lo negativo como abono!, y es pensar que las situaciones no las podemos cambiar, pero si nuestra actitud y acción ante ellas, lo mismo que con las personas, y saber que el actuar de los demás, sobre todo cuando nos daña, generalmente no tiene que ver con nosotros directamente, si no con las experiencias doloras de esa persona que la hacen reaccionar negativamente hacia nosotros.
Es irnos desprogramando de esas respuestas mecánicas, teniendo presente este tipo de cosas, y por supuesto expresar lo que sentimos, a pesar de saber que quizá mi emoción no es adecuada a determinada situación, es aceptar lo que siento y poco a poco, respirando profundo, verlo de forma distinta.
Gracias, abrazo ¡desde México!
Por suerte, no tengo grandes problemas pero si dos niños pequeños y poco acceso a ayuda externa. Eso hace que aparque mis emociones a favor de las de mis hijos. Y eso me está pasando factura. Y lo triste es que no me estaba dando cuenta. Y ahora me paro y me miro y solo veo a una persona cansada, reprimida y enfadada, estado que no va bien ni para mí ni para los que me rodean. Gracias por tus post!
Excelente, consideró que nunca dejamos de aprender y siempre hay lugar para mejorar, como individuos y como colectividad, motivadores e inspiradores son estos consejos, como yo lo veo, la clave del éxito no radica en no haber caído sino más bien en levantarte siempre e intentarlo vez tras vez, así como no aprendimos a caminar al primer intento, y las muchas caídas no nos desanimaron para dejar de intentarlo del mismo modo aunque no siempre logremos las metas a la primera, si no nos rendimos la perseverancia nos ayudará a alcanzarlas.
Mi querida inteligencia emocional…. ¡cómo no! Me encanta y la veo muy muy importante, por eso me especialicé en ella de una forma muy aplicada en mi blog.
No es tanto tener «de libro» lo que necesitas para una sana inteligencia emocional sino que te sirva día tras día. Hay taaaaaantas cosas en nuestra rutina diaria que se ven salpicadas de emociones que sería una pena no tenerla en cuenta.
Me gusta mucho que hayas escrito sobre ella, hay que darle más y más importancia 😀 ¡Un abrazo!
Hola!
Este es mi primer comentario en tu sitio,que encuentro muy interesante. Respondiendo a la pregunta que nos lanzas, la verdad es que hace tiempo sí sabía gestionar bien mis emociones. De un tiempo a esta parte no. Descubrí hace poco que es debido a un problema de salud que entre otras muchas cosas altera mi respuesta emocional y mi capacidad para razonar. No tenía ni idea de que estaba enferma y mi autoestima bajó al subsuelo por no ser capaz de lidiar con las emociones y el día a día como lo hacía antes. Me culpaba de haber perdido esa habilidad, y progresívamente de más y más cosas. Y aún me culpo. Y a más gente. Porque la incomprensión ajena (maltrato a veces) incrementó el estrés y empeoró todo. Tengo que aprender a reconocer cuando estoy siendo «víctima de un síntoma», tranquilizarme, e ir aplicando esto paulatinamente de nuevo.
No sé si este es el lugar apropiado para hacerte una pregunta, ya tu dirás: me gustaría saber si sabes qué resultado da el protocolo AIP en personas con SFC/EM (Síndrome de Fatiga Crónica/ Encefalomielitis Miálgica). No sé si hay alguna experiencia ya.
Muchísimas gracias!