Con demasiada frecuencia percibimos el cuerpo como una entidad separada de la mente. Pero lo cierto es que cuerpo y mente están conectados, entrelazados, de una forma muy compleja. No hay más que pensar en el famoso efecto placebo y cómo una gran parte de la curación proviene del pensamiento de que nos estamos curando.
También puede ocurrir todo lo contrario. Me viene a la mente una anécdota que escuché hace tiempo: una persona intenta suicidarse tomando una medicación que le habían dado como parte de un estudio. Y la trasladan al hospital con urgencia, en un estado preocupante. Pero tras realizarle el lavado de estómago resulta que se encontraba en el grupo de control. Y, por lo tanto, solo se había tomado un puñado de pastillas de azúcar.
El cuerpo y la mente: un todo
De la misma manera, nuestra salud física está íntimamente relacionada con nuestra salud mental. Un ejemplo sería la ansiedad y el estrés provocados por una deficiencia de magnesio en el organismo.
Este distanciamiento entre cuerpo y mente permite que experimentemos esas disonancias y batallas con nosotras mismas. Al no percibirnos como un todo, es mucho más fácil odiar a nuestros cuerpos, echarles la culpa y maltratarlos.
También nos resulta mucho más sencillo creer que nuestra mente racional es más lista que nuestro cuerpo. Es decir, creemos que podemos estar delgadas, como esas mujeres que salen en las revistas y en la televisión. Y a la vez estar saludables. El problema es que nuestros cuerpos saben lo que necesitan. Y muchas veces nuestras mentes, aunque piensan que son capaces de controlarlo todo, no tienen ni idea.
Con el tiempo, y después de innumerables luchas, es posible que comencemos a ser conscientes de esas necesidades. Y que intentemos cubrirlas, para así ser capaces de empezar a liberarnos y buscar una ruta más saludable, cuerpo y mente caminando de la mano.
La sociedad actual y su culto al cuerpo
En la sociedad actual tratamos a nuestro cuerpo como si fuese el enemigo. Le faltamos al respeto, lo odiamos y lo vemos como algo que debemos castigar. No se nos anima a verlo como un hogar en el que nos podemos sentir a gusto, un hogar que podemos y debemos amar.
De hecho, estar en nuestros cuerpos debería de hacernos sentir mejor que estar en cualquier otro lugar.
Ser conscientes del lazo tan profundo que nos ata a nuestros cuerpos nos permite abrir la puerta a un nuevo mundo de preciosas oportunidades.
No tenemos por qué ver a nuestro cuerpo como algo con entidad propia, al que debemos controlar. Sino que puede llegar a convertirse en nuestro mejor compañero de viaje. Un hogar y no un lugar en el que nos sintamos como extrañas. Se trata de un lugar de paz, armonía y acuerdos y no uno de luchas, enfrentamientos y conflictos.
Nuestro cuerpo es un lugar en el que podemos comunicarnos desde el respeto y la escucha. En lugar del control y la restricción.
Finalmente, la naturaleza nos enseña que somos una unidad y no podemos separar el cuerpo de nuestro yo. Te guste o no, eres tu cuerpo. Y no queda otra que aceptar que como seres físicos que somos, tenemos una relación compleja y estrecha con nuestros cuerpos. Así que procuremos estar en armonía con ellos, mejorar nuestra relación con ellos. Y disfrutar tratándolos como se merecen para que ellos, a su vez, también nos traten bien.
Disfrutemos siendo nosotras mismas, con orgullo y sin remordimientos.
Hola Edurne,
Hace poco vi un vídeo en el que se pedía a varias mujeres que describiesen su cuerpo. Me pareció terrible que mujeres ya adultas (de adolescentes tenemos más tonterías en la cabeza) usasen la «disgusting», que para mi es una palabra con una connotación muy negativa.
Es fundamental amarse y respetarse a sí mismo como un todo, para poder ser feliz.
Muchas gracias por el post.
Un abrazo.
Hola Vane,
Sí que es terrible que la gran mayoría de mujeres se descalifique de esta forma, aunque también hay otras maneras menos «mal vistas» de tratar mal a nuestro cuerpo, como pueden ser las dietas hipocalóricas, el vegetarianismo por «salud» y por sacrificio, las 3 horas diarias en el gimnasio, y un largo etc. Lo peor de todo es que estos últimos ejemplos se suelen ver por otras mujeres como algo digno de admiración.
Otro abrazo para ti.
De acuerdo al 100% con lo que dices y con lo que comenta Paleomoderna.
Si no nos respetamos a nosotras mismas nunca vamos a respetar a los demás, el cariño, el respeto, la confianza, todo empieza por uno mismo.
Y es una pena ver que hoy prima el cuerpo de cualquier modelo de tv, hay que hacer que nuestros cuerpos, pelo, todo, sea igual al de ellas aunque para llegar a esto dejemos cosas en el camino: amor y respeto hacía ti misma.
Así que yo me quedo como estoy, con mis kilitos que ya se irán cuando quieran, mientras me quiero y me cuido como yo quiero sin importarme lo que digan los demás.
Besazos!
«el cariño, el respeto, la confianza, todo empieza por uno mismo»… Remedios, esto es tan cierto, pero a la vez tan difícil de comprender. Muchas gracias por compartir tus pensamientos con nosotros y sigue queriéndote así, que es lo mejor que puedes hacer, tanto por ti como por los que te rodean y te quieren.
Besos
Aunque es muy duro decirlo, lo único que es completamente tuyo en esta vida es tu cuerpo, nada más… así que es mejor que lo ames profundamente en vez de maltratarlo con malos pensamientos,comida procesada y químicos. Deja que fluya a su estado natural en vez de luchar contra él.
Me ha encantado tu post. Es verdaderamente hermoso todo lo que dices y que somos todo uno.
Gracias por compartirlo.
Una abrazo
No es tan sencillo, aunque como objetivo, sería fabuloso: unir cuerpo y mente, aceptarse, amarse. La vida nos trae tantas situaciones, buenas y malas, que nuestra mente es como un vaivén a merced de esas situaciones. Lo difícil es poder mantener el equilibrio de la mente en todos los momentos de la vida, para poder disfrutar los buenos sin complejos, y para aceptar y superar los malos.
En el caso femenino, está claro que se nos exige un aspecto joven, fuera arrugas, fuera canas, tapa lo que no está bonito… y a la vez se nos trata como menores de edad («¿estás en esos días? aaaaah, ya entiendo tu enfado»), amén de los salarios inferiores, pero eso son guerras que tenemos que resolver juntas. Primero, individualmente, dentro de cada una, aceptarnos, amarnos. Luego, pelear unidas. Y algún día, alguien hablará en pasado, en clase de Historia, de «cuando las mujeres se consideraban inferiores». Todo llegará.
Yo espero que gane la mente