mujer y salud

Como mujer que forma parte de la cultura occidental moderna, seguramente habrás experimentado, en algún momento de tu vida, algún tipo de presión. En concreto, para amoldarte a las normas de imagen corporal. Por ejemplo, con algo que leíste en una revista. O bien yendo de compras al centro comercial o en una conversación entre amigas.

Pero, ¿cómo te hace sentir el pensar que tu cuerpo tiene que lucir de un modo concreto para ser bella? Jodidamente mal. Al menos por experiencia propia.

Mujer, cánones de belleza y salud

De hecho, dejar que los cánones de belleza se infiltren en nuestra mente consciente es de lo primero que nos tenemos que deshacer. Porque puede conseguir que te sientas resentida hacia tu cuerpo e incómoda en tu propia piel. Y que entres en conflicto con tu yo.

Cuando pretendemos entrar en tallas, formas y looks antinaturales, normalmente acabamos por intentar controlar nuestros cuerpos. Y nos frustramos fácilmente. Incluso podemos llegar a odiar nuestro aspecto.

Sí, también si el tamaño de nuestro cuerpo y el índice de masa corporal son saludables. Aun así, la presión sigue siendo enorme. Prácticamente toda mujer occidental tiene que hacer un gran esfuerzo a diario (a veces sin ser consciente de ello) para proteger su autoestima frente a presiones externas.

¿Es esta la vida que quieres?

Por si eso no fuera suficiente, nos dicen que tenemos que vernos de una forma concreta. Tenemos que encajar en un molde concreto y ser perfectas. Y nos hacen sentir tan mal con nosotras mismas que comprar ropa y cosméticos es la única solución para sentirnos bellas.

Además, se nos fuerza a idealizar un tipo de cuerpo que no es nuestro cuerpo natural. Y esto hace que muchos ganen grandes cantidades de dinero a nuestra costa.

De hecho, idealizar un cuerpo poco realista y natural no solo es dañino para nuestra salud mental. También lo es para la física. Las mujeres a menudo se imponen dietas poco saludables y prácticas restrictivas en un intento desolado por conseguir lo inalcanzable.

Por desgracia, hay multitud de ejemplos de dietas ridículas. Por ejemplo, la del sirope de savia o la del pomelo. O bien una versión aparentemente más inocente. Y que estoy segura de que muchas mujeres han probado en algún momento: la dieta vegetariana, baja en grasas y baja en calorías.

Pero ¿te has preguntado alguna vez si es una dieta saludable para el cuerpo femenino? No, no lo es. El cuerpo de una mujer es extremadamente sensible a las señales de hambruna. Y puede ponerse en modo alerta si detecta estas señales.

Así que pasar hambre no te va a aportar salud a largo plazo. Y tampoco atractivo sexual.

Ya eres una mujer perfecta

Uno de los principios que considero más importantes es que seas tú misma. Y cuando hablamos de apreciar la naturalidad de la mujer, no significa que debamos rehuir de ciertos «lujos». Como puede ser el maquillaje y la moda. Nada más lejos.

En ese sentido, los productos de belleza y maquillaje no suponen un riesgo para la salud. Sobre todo si optamos por los más naturales,  Nada de lo que digo aquí debe impedirte usar maquillaje, vestirte como más te gusta o tener 20 pares de zapatos en el armario. Haz lo que te haga sentirte bien contigo misma.

Solo recuerda esto: no necesitas maquillaje para ser guapa. No necesitas estar a la moda. Y tampoco necesitas joyería cara o cirugía estética, ni nada de lo que te vendan en los anuncios. Solo necesitas aceptar quien eres y disfrutar de ello a tope. Junto con el maquillaje, la ropa y los comportamientos que elijas.

Tu salud vale más que un canon de belleza

Quizás lo peor de todo es que estos cánones de belleza enfrentan a las mujeres. Si no creo en la diversidad del cuerpo femenino, me estaré comparando constantemente con otras. Me mediré, me pesaré y me juzgaré. Siempre estaré preocupada de no dar la talla.

Asimismo, mediré a otras, pesaré a otras y juzgaré a otras. Me enfrentaré a ellas. Y sentiré envidia. ¿Esa mujer está más buena que yo? ¿Cómo consigo lo que tiene ella? Las apariencias se convierten en una competición.

Pero si rechazamos la idea de una forma de cuerpo común e ideal, y en su lugar nos enorgullecemos de nuestras propias formas únicas, entonces no tendremos que competir en la carrera para la belleza y el amor. Entonces podremos celebrar nuestras diferencias. Y reconocer una verdad básica de la naturaleza: tú tienes un ADN único, un cuerpo único. Y una personalidad, una historia y una vida únicas.

Por último, celebrar esa belleza única con la que has nacido no significa que no puedas fijarte objetivos. No significa que te rindas ante la pérdida de peso, la forma física o el estado de tu piel. O ante cualquier otro marcador externo de salud y atractivo físico/sexual. Eso sigue siendo importante.

Solamente significa que aceptas tu cuerpo tal y como ha sido diseñado. Que te encuentras cómoda con quién eres y que te quieres a ti misma. Significa que te mueves por la vida con alegría y que te atreves a ser tú misma, sin vergüenzas y sin complejos. Esto te permite querer y no temer a otras mujeres.

Y sin estos miedos, puedes volverte más segura de ti misma y despreocuparte por cómo te juzgan los demás.

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