Hace unos días publiqué un post en Instagram hablando de las quejas. Y de que todos nos quejamos demasiado. Yo incluida.
Algo de lo que no fui consciente hasta que no hice un reto de 21 días sin quejas y que a día de hoy tengo que seguir recordándolo. Porque al igual que tú, no soy perfecta y también me cuesta no quejarme.
De hecho, a veces me sale de forma demasiado natural: tengo un día duro en el negocio, una amiga con la que había quedado cancela en el último minuto, voy a comprar y hay una cola kilométrica en la caja o mi vestido preferido se destiñe en la lavadora. ¿Y qué hago ante estas situaciones diarias? Me quejo.
Es difícil dejar de quejarse, pero si quieres que los pequeños inconvenientes no se magnifiquen al cubo, es hora hacer algo al respecto.
Por ese motivo, y aunque en esa publicación ya escribí la esencia de lo que pienso sobre este tema, no quería dejar pasar la oportunidad de profundizar más al respecto. Sobre todo porque quejarnos y no actuar se ha vuelto en un gesto demasiado cotidiano.
Una actitud que nos quita salud cada día y que veo en todos mis clientes.
Cambia tu actitud ante las quejas
A menudo escogemos actuar como víctimas y quejarnos. Así también sentimos que estamos haciendo algo para superar el problema. Y como somos criaturas a las que nos gusta el confort y la procrastinación, es lógico que quejarnos nos deje con la sensación de que estamos haciendo algo para cambiar nuestra situación. Pero a la vez es una actitud que no requiere que tomemos una acción inmediata.
De esta manera, una vez que nos ponemos a quejarnos estamos condenados a repetir el proceso una y otra vez. Identificándonos siempre como la víctima. Por lo que es muy difícil que mejoremos.
Salvo que nos callemos y hagamos algo.
Además, como a corto plazo nos sentimos mejor después de quejarnos y de asumir el rol de víctima, huimos de la necesidad de hacer algo para superar el problema. Y nos quedamos en nuestra zona de confort haciendo como que hacemos algo. O poniendo todo tipo de excusas. En lugar de tomar el control de nuestra propia vida y de hacer algo.
Tienes el poder de cambiar tus quejas por actos
La verdad es que no somos del todo conscientes de nuestro poder. No somos conscientes de que somos los que decidimos cómo será nuestra vida.
Y, si lo somos, nos asusta y nos volvemos pasivos y con miedo a tomar las riendas. Así que entramos en una espiral de pensamientos negativos y nos intentamos autoconvencer de que nuestra situación actual no depende para nada de nosotros. Y de que hay otra cosa u otra persona que nos impide tomar el control de nuestra vida.
O dicho de otra manera: tenemos miedo de nuestra responsabilidad sobre nuestra propia vida y usamos las quejas para autoconvencernos. Para que nunca sea nuestra culpa y así no dependa de nosotros el cambiar las cosas.
El momento en el que comenzamos a percibirnos a nosotros mismos como los que tenemos el control de nuestras vidas, es el momento en el que dejamos de quejarnos. Y también es el momento en el que empezamos a ver esos pensamientos negativos como son en realidad: el verdadero obstáculo que tenemos que superar.
Tu plan de acción contra las quejas
Una de las quejas que más leo y escucho a diario es la falta de tiempo. “No tengo tiempo para cocinar en casa”. “Me gustaría ser más activo pero no tengo tiempo para nada”. “Quiero aprender (inserta tu hobby aquí) pero me falta tiempo”.
Probablemente te has repetido tantas veces que no tienes tiempo que ya se ha convertido en una verdad para ti. Pero déjame decirte que solo es un excusa que te dices cada día. Y que está impidiendo que hagas todas las cosas que realmente quieres.
De hecho, uno de los motivos por los que creé Comida Real Kitchen fue precisamente para ayudar a la gente a optimizar mejor su tiempo en la cocina. Y para que no permitieran que las quejas y esa supuesta falta de tiempo fueran un impedimento para comer sano, variado y rico a diario. Para que sus quejas se convirtieran en acciones diarias con las que ganar salud.
Acciones que van a hacer posible tus objetivos, o al menos te van a acercar mucho a ellos.
Por ello, en lugar de quejarte, haz algo productivo. Pregúntate qué puedes hacer para cambiar o mejorar esa situación de la que te quejas y si puedes hacer algo, hazlo. Y si no puedes hacer nada, no te quejes. Porque está fuera de tu control.
Séneca decía que “quien sufre antes de tiempo, sufre más de lo necesario“. O en este caso: “quien se queja antes de tiempo, se queja más de lo necesario“.
Cállate, haz algo y cambia
¿Te duele ver animales abandonados? Cállate y haz algo como adoptar, donar o hacerte voluntario en una asociación.
¿Tu energía está por los suelos y te sientes como el culo? Cambia tus hábitos alimenticios y muévete. O acuéstate más temprano. Ya sabes que todas estas cosas son importantes para tener buena salud. Así que cállate y hazlas.
¿No comes sano porque no sabes cómo organizarte en la cocina? Entonces aprende un método que te permita optimizar el tiempo que pasas cocinando. Ya sabes: cállate y hazlo.
Y podría seguir poniéndote más ejemplos. Pero lo que quiero que entiendas es que si solo te quejas, no vas a conseguir nada. O, mejor dicho, solo vas a conseguir sentirte mal contigo mismo y empeorar tu salud mental, emocional y física.
La técnica de la goma elástica: una posible solución ante las quejas
Si te dijera el “perro de Pavlov” probablemente sabrías de qué te estoy hablando: un reflejo condicionado. Pues la “técnica de la goma elástica” es lo mismo. Y aunque es aplicable en muchas situaciones (sobre todo relacionadas con el autoamor), te puede ayudar a dejar de quejarte.
Básicamente se trata de ponerte una goma elástica en la muñeca. Cuando te quejas por algo, piensas en la queja mientras tiras de la goma. Y luego la sueltas (¡créeme que pica!).
Como ves, es una acción sencilla que sirve como recuerdo físico y mental de que te estás quejando y que refuerza la negatividad de la acción. Y a pesar de que es un método simple, funciona porque pone actos subconscientes en la consciencia del día a día.
No dejes que las quejas dominen tu vida
A menudo nos quejamos porque es fácil hacerlo. Y porque las quejas nos permiten sentir que esto no puede ser culpa nuestra y que no depende de nosotros cambiarlo. Y aunque mantener esa postura sea mucho más fácil que “callarse y hacer algo”, no es la solución.
Sé que evitar las quejas y hacer algo es mucho más difícil que quejarnos. Pero también sé que es la única forma de ser los protagonistas de nuestras vidas, de vivir empoderados y de tener salud.
Tu tiempo es demasiado valioso como para malgastarlo quejándote. Así que la próxima vez que vayas a quejarte, respira hondo, piensa bien en la situación y… ¡cállate y haz algo!
¿Te unes al reto de 21 días sin quejas? Es muy sencillo. “Simplemente” se trata de pasar 21 días sin quejarse por nada en absoluto. ¿Crees que podrás aguantar? Estoy deseando leer tu opinión en los comentarios.
Buenas tardes.
Me llamo Carlos y estoy dispuesto a hacer lo que sea porque mi cida se está convirtiendo en un infierno por las molestias, gases y malas digestiones.
Ya a oebas salgo de casa y casi no puedo hacer el deporte que me gustaba y me daba la vida cada dia.
Por favor, podría contactar con alguien del equipo?
Muchas gracias de verdad.
Hola Carlos,
Desde este formulario puedes contactar con nosotros.
Un abrazo,
Edurne
Parece un reto asumible y seguro que si me lo propongo aguanto por arriba del 50% que 21 días son muchos jajaja (uy si tuviera goma en este momento… zas!)
No obstante, pienso de forma similar ya que el cómputo de quejas merma la energía que podemos emplear en cosas positivas como CRK
Impecable post, como todos bonita! Muacsss
Lo voy a intentar hasta con los comentarios que recojo del casal donde trabajo. Para lo mío, lo voy a posicionar donde toca y eliminar donde no se corresponda. Namasté!
Voy a intentarlo, aunque no prometo nada. Este mensaje tuyo ha llegado en el momento adecuado. Gracias.
Que razón tienes Edurne, yo antes no dejaba de quejarme, no tenía tiempo, ni fuerzas, etc. Pero, hace unos meses, he decidido que “basta ya”. Ahora hago todo lo posible para solucionar mis problemas, pero cuesta, y lo de quejarse… a veces es inevitable, por la costumbre, aunque cada vez menos. Por eso, me voy a poner la goma y a probar esos 21 días sin quejarme. Me parece una idea estupenda.
gracias!! Me quejo demasiado…ventilo frustraciones a través de quejas que no me aportan nada pero es verdad que en el momento parece que desahogan un poco. Voy a intentar el reto de los 21 días; a ver… un abrazo!
Totalmente de acuerdo Eva, los latinos y sobre todo españoles somos muy quejones.
Yo no lo soy tanto y siempre pienso que todo lo que me pase depende de mí y trato de ver cada situación pensando que puedo aprender de ella. Pero siempre una queja salta por ahí.
Y me ha encantado la técnica de la goma elástica. Simple pero seguro efectiva, a ver si hago el reto.
Saludos.
Es cierto que perdemos mucho tiempo en quejarnos y no sirve de nada, yo aprendí a que cada vez que pasaba algo que no me gustará o se torciera me reiría así cambiaría el chip de las situaciones menos agradables, y es cierto que cambias la energía de como te afectan las cosas!! Probad a reírnos que si no salen las cosas como queremos a veces es xq es mejor que no salgan!!
Hola Eva!….tienes mucha razón no me había dado cuenta de lo quejosa que podía ser :(!!! Voy a colocarme en la muñeca una liga y tirar de ella cada vez que queje XD!!! Gracias por el post. Abrazos.
Me apunto.
Será un reto difícil y muy interesante.
El quejismo forma parte de la idiosincrasia de este país.
En otros países se da gracias a Dios por esto y lo otro ,sin embargo aquí siempre alguien tiene la culpa.
Brillante propuesta Edurne.
Hola Eva, me apunto al reto y ahora mismo me pongo una goma elástica en la muñeca. Voy muy justita de energía como para perderla quejándome . A por ello!
Hola Eva te mandé un correo electrónico con la captura del pago de tu ebook. El caso es que perdí el enlace y no guardé el ebook. Es posible que me lo volváis a mandar? Gracias en serio.
Hola Ana,
Imagino que ya lo tienes todo resuelto, pero en caso contrario vuelve a comunicarte con nosotras, ok?
Un abrazo y gracias a ti.
Edurne