En el anterior artículo pudimos ver que una barra de pan, blanco o integral, tiene el mismo índice glucémico que una chocolatina Mars. Pero quizás no sepas que la mayoría de los cereales de desayuno superan esa cifra. Incluidos, y sobretodo, los llamados cereales saludables.
En otras palabras: estos cereales tan “sanos” (Special K, Weetabix, All Bran…) elevarán tu nivel de azúcar en sangre más deprisa que el turrón. (Fuentes aquí y aquí)
¿Acaso desayunarías una chocolatina? ¿Entonces por qué desayunas cereales?
¿Tomarías turrón para desayunar? ¿Y por qué razón desayunas muesli?
Marketing y desayuno: ¿cuál es el precio que pagamos?
Incluso si nos olvidamos por un momento de nuestra salud, los precios de los cereales del desayuno son desorbitados. Sinceramente, me quito el sombrero ante los profesionales del marketing en este sector: partiendo de una materia prima altamente subvencionada como es el trigo o el maíz, convertida en pequeños copos crujientes, acabamos con un producto que se vende por unos 3 euros la caja. Un paquete que, como mucho, llega a pesar medio kilo.
¡Olé, olé y olé! Por este precio me compro una docena de huevos de calidad. O me hago una suculenta hamburguesa de cuarto de kilo de carne de primera y la acompaño con un buen plato de verduras. Y todavía me sobra.
Gracias, pero no, gracias.
El verdadero origen de los cereales del desayuno
Kellogg’s y la masturbación. O cómo reprimir el deseo sexual
John Harvey Kellogg, el hombre detrás de los cereales Kellogg’s y pionero de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, emprendió una de las cruzadas más prominentes de todos los tiempos contra los impulsos sexuales. Estaba convencido de que el sexo y la masturbación eran las causas de los problemas de salud (física, mental y espiritual). Y de que la gente tenía que reprimir su lujuria. Para mantener a raya los impulsos, inventó los Corn Flakes. Pues creía que un desayuno insípido y desprovisto de carne – principal culpable de las pasiones carnales – sería la clave para librar a la humanidad de sus pecados. Así pues, los cereales fueron creados por fundamentalistas religiosos con el fin de acabar con el deseo sexual. (puedes leer este artículo de investigación para más información)
En busca de la felicidad
En el anterior artículo también hablamos del componente metabólico de la adicción a los carbohidratos. Pero ahí no queda la cosa. El azúcar también resulta adictivo a nivel físico. En concreto, la ingesta de alimentos con alto contenido en carbohidratos puede incrementar la cantidad de serotonina producida por el cerebro. Lo que a su vez nos aporta una sensación de satisfacción y felicidad.
Además, los carbohidratos, como inductores de la producción de serotonina, actúan a través de la insulina. Esta última aumenta el ratio de triptófano por encima del resto de aminoácidos. Y elimina así la competencia para cruzar la barrera hematoencefálica1.
A esto debemos añadir el subidón de dopamina que se produce como recompensa inmediata tras comer alimentos sabrosos. Es decir, un subidón en la “hormona del placer”. Un neurotransmisor implícito en las experiencias gratificantes como la alimentación, el sexo y ciertas drogas. Por ejemplo, la nicotina, la cocaína y las anfetaminas.
Esto estaría muy bien. Pero al igual que ocurre con cualquier droga, los efectos positivos producidos por la ingesta de comidas con alto contenido en azúcar acaban disminuyendo. Sin embargo, la adicción permanece con nosotros. Y más grave todavía, existen estudios que sugieren que, cuanto más engordamos, menos placer sentimos al consumir comida sabrosa. Lo cual aumenta el riesgo de comer demasiado en busca de esa recompensa (dopamina y serotonina) que cada vez nos cuesta más conseguir. Por lo que entramos en un ciclo de picos de azúcar y bajones metabólicos2.
¿Podemos alimentarnos sin comer?
Durante el ayuno también nos estamos alimentando. ¡En ese momento nuestro combustible es nuestra propia grasa corporal! De hecho, quemamos grasa de manera más intensa y efectiva por la mañana. Pues no hemos ingerido alimento en muchas horas.
En otras palabras, en cuanto nos levantamos ya estamos consumiendo una comida alta en grasas.
Además, los niveles de cortisol en nuestro cuerpo aumentan, produciéndose un pico por la mañana. Justo cuando nos despertamos. Y este a su vez incrementa la gluconeogenesis. Un proceso que tiene lugar casi exclusivamente en el hígado y por el que se sintetiza glucosa a partir de precursores que no son carbohidratos. Y que nos permite mantener un nivel de azúcar en sangre normal sin haber comido.
Este fenómeno puede ser una explicación de la razón por la que no nos levantamos con hambre. Por una parte, ya contamos con la energía que nos proporciona nuestra propia grasa corporal. Y, por otra, nuestro hígado ya nos ha procurado una fuente de glucosa. Por ello, resulta difícil creer que hubiéramos desarrollado esta respuesta metabólica de haber evolucionado con acceso a alimentos al poco tiempo de levantarnos.
Sin olvidarnos de que la mayoría de las personas se levantan con el tiempo justo para llegar al trabajo, ir al colegio o a la facultad. Una consecuencia directa de acostarse demasiado tarde y de dormir mal. Y simplemente no tienen tiempo para esperar unas horas hasta que les entre el hambre.
Pero el problema es que nos dicen, una y otra vez, que “el desayuno es la comida más importante del día”. Así que pensamos que debemos comer algo. Y lo único que nos vemos capaces de comer cuando no tenemos hambre son postres y chucherías. O en otras palabras: el desayuno moderno.
¿Debería saltarme el desayuno, o no?
Existen diversos estudios observacionales que muestran que las personas que se saltan el desayuno tienen más posibilidades de ser obesas. Por desgracia, las personas generalmente se saltan el desayuno porque van con prisas para llegar al trabajo. O para estudiar a primera hora de la mañana. No porque estén intentando adelgazar. Por lo que esto sólo nos demuestra que la obesidad tiene relación con el estrés.
En este enlace podemos encontrar un estudio reciente, con información interesante:
“La ingesta energética reducida en el desayuno se asocia a una ingesta total diaria reducida. Y la influencia del ratio del desayuno a la ingesta energética total depende altamente del patrón de ingesta post-desayuno más que del desayuno. Por tanto, los sujetos con sobrepeso u obesos deberían tomar en consideración la reducción de las calorías del desayuno como una opción sencilla para mejorar su equilibrio energético diario.”
Otros datos interesantes en este estudio:
- Las personas obesas no tenían mayor probabilidad de saltarse el desayuno que las de peso normal.
- La ingesta calórica proveniente de bebidas se mantuvo relativamente constante, independientemente del tamaño del desayuno. Por tanto, esto sugiere que las calorías ingeridas en forma líquida tienen poco o ningún efecto sobre la saciedad.
- Y este último dato, que imagino no soprenderá a nadie: los alimentos mayormente asociados a un incremento en calorías en el desayuno fueron el pan y la bollería.
Finalmente, en este otro estudio realizado en pacientes con diabetes tipo 2 vemos que saltarse el desayuno puede ayudar a normalizar los niveles de glucosa en sangre. Entre otros motivos, gracias a la mayor flexibilidad metabólica que se consigue con el ayuno.
¿Podemos programar nuestro metabolismo con la primera comida del día?
Los resultados del siguiente estudio son verdaderamente educativos. Afortunadamente, el texto entero está disponible de manera gratuita. Así que aconsejo su lectura.
De manera general, el diseño del estudio fue sencillo:
- Se toman 12 niños adolescentes.
- Cenan y antes de acostarse toman un snack.
- Por la mañana, se les da de comer uno de tres desayunos distintos. Ccada uno con un valor calórico igual, pero distinta composición.
- Se analizan muestras de sangre y percepción subjetiva del hambre cada media hora.
- A la hora de comer, consumen lo mismo.
- Se repiten los análisis de sangre y hambre durante las 5 horas siguientes.
- Luego se permite que los niños soliciten comida a cualquier hora después de comer.
- Además, se anota la hora y cantidad de lo que consumen.
El índice glucémico de los desayunos
- Alto: avena instantánea preparada con leche con un 2% de materia grasa. Junto con una cucharada de nata y glucosa más un edulcorante artificial sin especificar. Además, la leche era tratada con lactasa para incrementar el IG. En total, un porcentaje de calorías con 64% carbohidratos, 16% proteína y 20% grasa.
- Medio: granos de avena cortados (no instantáneo) y preparados de la misma manera que en la opción anterior. Pero sin lactasa y sustituyendo la glucosa y el edulcorante por fructosa. Misma composición de macronutrientes.
- Bajo: Tortilla hecha con un huevo entero y una clara de huevo, queso bajo en grasas, espinac a y tomate. Además de pomelo y unas rodajas de manzana. En total: 40% carbohidrato, 30% proteína, 30% grasa.
Veamos los resultados de las mediciones. En todos los gráficos el cuadrado = IG Alto, el círculo = IG Medio y el triángulo = IG Bajo:
Aquí quiero señalar los picos de glucosa e insulina que se aprecian en las comidas de alto y medio índice glucémico. Además de cómo éstas rebajan los niveles de glucagon.
Igualmente, debemos fijarnos en el pico de epinefrina (adrenalina) 4 horas después de la comida de avena instantánea, al desaparecer el efecto del azúcar. ¿Es posible que en ese momento nos sintamos nerviosos, gruñones y con una extrema necesidad de consumir más azúcar?
Los niveles subjetivos de hambre
Ahora veamos el gráfico con los resultados de los niveles subjetivos de hambre.
Creo que nadie se sorprenderá a estas alturas al constatar lo siguiente. En ninguna hora de las aquí medidas se ha visto superado el nivel de hambre de los 2 «grupos de avena” por el de la tortilla. Así como el hecho de que 5 horas después de comer, tanto los de la comida de índice glucémico alto como los de la comida de índice glucémico medio tenían aproximadamente un 65% más de hambre que los del último grupo.
¿Puede esto querer decir que los que desayunan avena “saludable” llegan a la hora de comer muertos de hambre? Si es que no han parado para picotear de camino. ¿Y al llegar a la hora de comer con tanta hambre, no sería factible pensar que nos podríamos dar un buen atracón de comida? Precisamente lo que luego nos dejaría cansados e “inoperativos” durante gran parte de la tarde.
Finalmente, el último gráfico muestra los resultados del último punto señalado más arriba en el diseño del estudio. Es decir, después de consumir lo mismo a la hora de comer, los niños podían solicitar snacks. Y también podían comer todo lo que quisieran, tantas veces como quisieran, durante las 5 horas siguientes.
¿Qué más conclusiones sacamos de este estudio?
Además de todo lo anterior, se constató lo siguiente. Se consumió un 81% más de calorías tras la comida de avena instantánea que tras comer el mismo número de calorías en forma de tortilla y fruta. Además, los de este último grupo tardaron un 50% más de tiempo en empezar a pedir comida.
Consideremos por un momento que cuando nos venden un desayuno “saludable”, las recomendaciones suelen ser de usar leche desnatada. Es decir, sin nata como se ha utilizado en este estudio, elevando el índice glucémico todavía más. Y disminuyendo el contenido total en grasa del desayuno.
Por el contrario, un desayuno tradicional consistiría en huevos enteros, mantequilla, bacon o algún otro tipo de carne. O quizá queso de leche entera. Por lo que en este caso, el índice glucémico disminuiría en mayor medida, a la vez que aumenta el contenido en grasa. Aunque sé que hoy en día el término “tradicional” está ya casi exclusivamente reservado a los grupos que practican una alimentación evolutiva (paleo, primal, ancestral, Weston Price, etc.). Por lo tanto, las diferencias en el mundo real serían todavía más marcadas que las de este estudio.
¿El desayuno es un mito?
Para mí, la conclusión está clara: la forma en la que des-ayunamos, sea a la hora que sea, programa nuestro metabolismo para el resto del día.
Por lo tanto, debemos consumir una comida completa con una buena proporción de proteínas y grasas saludables y nutritivas.
En cuanto a la cuestión de si deberíamos desayunar (por la mañana) o esperar hasta la hora de comer, resulta algo más difusa. Pero lo que está claro es que resulta una incoherencia comer cuando no se tiene hambre.
Por ello, mi recomendación es que, a menos de que sepas que un día concreto vas a estar muy atareado y no podrás hacer una parada para comer, no comas hasta que no sientas hambre de verdad.
Aunque al principio te resultará extraño. No solo porque nuestros cuerpos no están acostumbrados. Sino porque al actuar de esta manera, estarás yendo a contracorriente de las ideas dominantes del saber convencional. Y por ello lo más probable es que recibas críticas de compañeros, amigos y miembros de tu familia.
También es cierto que la adaptación puede que no sea inmediata. Al fin y al cabo, tu cuerpo ha convivido con los mismos mecanismos durante mucho tiempo. Y ha pasado muchos años de malnutrición a causa de una dieta basada en los cereales. Por lo que es muy probable que te esté pidiendo a gritos que le devuelvas los nutrientes que tanto necesita para poder reconstruirse.
¿Y cómo lo hago?
Uno de los «problemas» que tiene el no comer en casa al levantarnos es que tendremos que hacerlo más tarde en el trabajo. A menos de que seas uno de esos privilegiados que pueden ir a casa a comer. Pero existen distintas modalidades de comer en el trabajo. Por ejemplo, hay quien tiene la comida gratis o tienen un menú a precio reducido. Mientras que otros disponen de nevera y microondas para guardar y calentarse el tupper. Y también están quienes no tiene dónde conservar y calentar su comida y van de menú a un restaurante. Incluso quienes se van apañando con barritas de cereales o un sándwich.
De todas formas, en la actualidad cada vez son más las personas que se llevan el tupper al trabajo. Y es esa la opción que siempre nos va a resultar más favorable.
A continuación voy a compartir unas pocas ideas de lo que puedes llevarte para disfrutar de un desayuno completo en el trabajo. Si quieres aportar más consejos, no dudes en hacerlo en los comentarios.
Consejos para un desayuno en el trabajo
- Prepárate una buena ensalada con una selección de los siguientes ingredientes. En primer lugar, verduras de todo tipo (lechugas, espinacas, rúcula, tomate, pimiento, pepino, chucrut, etc.). Después, añade grasas saludables como el aguacate o los frutos secos. Y en tercer lugar, completa tu ensalada con proteína. Por ejemplo, pollo asado o a la parrilla, atún, sardinas, salmón a la plancha, etc. Por último, llévate el aliño en un bote separado y mézclalo todo justo antes de comer.
- Lleva un termo con caldo de huesos o crema de verduras hecha con caldo de huesos y leche de coco.
- Todos los guisos y estofados con salsa resultan muy sabrosos cuando se recalientan. Así que puedes aprovechar los fines de semana y cocinarlos en grandes cantidades para llevar al trabajo y congelar el resto en porciones. De esta manera tendrás comida lista para otras semanas.
- Las frittatas o tortillas son una opción fantástica para incorporar todo tipo de ingredientes. Además son muy fáciles de llevar y se pueden comer frías o calientes. Y les puedes añadir casi de todo: verduras, distintas proteínas (pollo, carne picada, hígado, atún, sardinas…), queso, especias…
- Los patés y pasteles de carne caseros son otra opción extremadamente nutritiva para un buen desayuno. Ya que puedes incorporar hígado y grasas saludables para empezar el día con un buen aporte de nutrientes. Y estos tampoco hace falta calentarlos.
- Boniatos, batatas, patatas, chirivías, nabos, calabaza, etc. Como más te gusten: asados, en puré, en tortitas, chips…
- Prepárate un “kit ardilla” con almendras, nueces, macadamias, etc. Y añade chips de coco, un puñado de bayas, jerky (carne seca, parecido a la cecina), huevos duros…
- La mayoría de las sobras están buenas cuando se recalientan. Simplemente haz un poco más de cantidad para cenar la noche anterior.
El desayuno en el trabajo: ¿qué más puedes hacer?
Está claro que existen muchas más opciones. Y estos pequeños consejos prácticos no son más que un punto de partida para que veas lo sencillo que puede ser romper el ayuno de la mejor manera posible.
De nuevo, insisto en la importancia que tiene la variedad a la hora de comer. Por ello, procura ir cambiando la fuente de proteína, añadir algo de casquería, incluir distintas verduras, etc. Así como ser aventurero a la hora de cocinar con especias y sabores diferentes.
Además, invierte unas horas los fines de semana en hacer una “preparación masiva” de alimentos. Tal y como hacen los restaurantes: cortar verduras, hacer caldo de huesos, asar pollo o una pieza de carne como el roastbeef. De esta manera te dará menos pereza pues ya tendrás gran parte del trabajo hecho.
En cuanto al horario, si ves que no te entra hambre hasta la hora de comer, puedes esperar tranquilamente hasta entonces. Pero si te notas hambriento antes, no te preocupes, podrás comer durante el descanso a media mañana.
Sin duda vas a tener que experimentar para encontrar una rutina que funciona para ti (recuerda que todos tenemos necesidades distintas). Al fin y al cabo, estarás rompiendo con costumbres muy ancladas. Pero estoy segura de que en poco tiempo podrás comprobar en tu propio cuerpo cuánto mejor te sientes.
Me ha encantado tu serie, Eva! 🙂
Y encima tocas el tema del desayuno, del que yo quiero hablar en un par de semanas… Entre tus posts y los míos podríamos hace runa mini-guía, jeje! Ya me lo dirás cuando los publique (hasta aquí puedo leer) 😉
Abrazo!!!
Muchas gracias, Robert! Me alegro mucho de que te haya gustado 😉
Ya tengo ganas de leer tus nuevos artículos acerca del desayuno.
¡Un abrazo!
Gran post, sí señor. Sobre lo del tío Kelloggs hay una comedia titulada «el balneario de Battle Creek».
Una duda que me ha surgido, por si alguien lo sabe, es si el arroz ha sido modificado genéticamente, como el trigo.
Muchas gracias, dennel. Me buscaré la película que me recomiendas.
Por el tema de los transgénicos, puedes consultar esta guía de Greenpeace: http://www.greenpeace.org/espana/es/reports/gu-a-roja-y-verde/
Como puedes ver, los cereales Kellogg’s y Nestlé no salen particularmente bien parados 😉
Hola! Interesante artículo y gran blog. Siempre gusta estar informado en cuanto al tema de la comida se refiere.
A ver si me puedes aclarar una duda. A parte de lo expuesto en este artículo cúales son los peligros de un desayuno con alto IG? Podrías ponerme un ejemplo de desayuno para 5 días? Porque imagino que desayunar todos los días huevos y bacon no debe ser muy saludable tampoco, no?
Espero tu respuesta y muchas gracias 🙂
Hola José! Gracias, me alegro de que te haya gustado el artículo.
Consumir con frecuencia alimentos con un alto IG tiene varias implicaciones para la salud, entre las que podemos encontrar la obesidad como he expuesto en el artículo, el riesgo de desarrollar diabetes; el incremento rápido de los niveles de azúcar en sangre causado por los alimentos con un IG alto incrementa la cantidad de insulina liberada por el páncreas. Si los niveles de azúcar en sangre son constantemente, las células responsables de liberar insulina se agotan y finalmente dejan de funcionar. Sin insulina, el azúcar en sangre permanece alto y acabamos con un diagnóstico de diabetes.
Otra posible consecuencia es la enfermedad cardiovascular. La inflamación crónica a nivel celular se ha relacionado tasas más elevadas de cardiopatías. Una dieta rica en alimentos de alto IG tiene un efecto perjudicial en la inflamación e incrementan el riesgo. Existe una correlación importante entre niveles altos de proteína c-reactiva y una dieta con alto IG.
http://ajcn.nutrition.org/content/76/1/274S.long
http://ajcn.nutrition.org/content/75/3/492.full
Con respecto a tu otra pregunta, mientras los huevos que estés consumiendo sean de gallinas que realmente se estén criando en libertad, no hay ningún problema en que consumas un par de huevos al día (ojo, que incluso los huevos ecológicos no implican que las gallinas se críen en libertad, ya que deben tener un mínimo de espacio y alimentación a base de cereal, eso sí, ecológico). Yo te aconsejo que intentes conocer a quien te vende los huevos, visitar su granja para ver con tus propios ojos cómo viven esas gallinas. Y lo mismo te digo con el bacon, busca un producto en el que puedas confiar, que sepas en qué condiciones viven los cerdos, y que los ingredientes en la etiqueta sean los mínimos (el que yo consumo tiene panceta de cerdo, pimentón, ajo, orégano y sal marina).
El único problema que puedes tener si desayunas huevos y bacon todos los días es la falta de variedad. Al final de este artículo tienes algunas ideas para desayunos prácticos para llevar al trabajo. En mi caso, como he expuesto, «desayuno» cuando me entra el hambre, y en ese momento puedo comer cualquier cosa, no sólo las comidas más típicas del desayuno: estofados, carne asada, pescado, verduras, huevos – vamos, igual que una comida más. Mientras que si tuviese que comer estas cosas recién levantada, la mayoría no me apetecerían para nada, porque todavía no tengo hambre.
Te pondré como ejemplo mis últimos 5 desayunos:
1. Boquerones rebozados (harina de coco + huevo) y cocinados en aceite de coco. Una ensalada grande.
2. Varias lonchas de bacon, un par de huevos fritos en la grasa del bacon, boniato asado y chucrut casera.
3. Pollo estilo marroquí con cous cous paleo, cebolla, zanahoria, tomate, cilantro fresco y especias.
4. Hígado de novilla especiado al limón, col lombarda salteada en ghee con manzana, ajo, comino, canela, cayena y alga nori en copos.
5. Hamburguesa de carne de vaca de pasto con cebolla y cilantro, una cucharita de queso cremoso de leche cruda de oveja, espaguetis de calabacín «peperoncino, aglio et olio» , medio kaki y unas castañas.
Espero haberte ayudado! 😀
Muchas gracias por tu respuesta. Tendré en cuenta todo lo que me has expuesto para intentar ir cambiado los desayunos.
Un saludo
Siempre recuerdo a mi bisabuela, cariñosamente «la abuela Frasquita», mujer de campo, de Las Alpujarras, que jamás desayunaba al levantarse, si no dos o tres horas después, su vasito de leche (imagino que de joven sería de sus propias cabras), su ensalada de tomate, cebolla y ajos y sus jureles a la plancha.
Respecto al arroz OMG, creo que en España solo eran el maíz, la patata y la remolacha (la soja no estoy seguro), y el arroz me suena algo de parcelas experimentales en Valencia.
Tu bisabuela desayunaba cuando le entraba hambre y así lo hacía de bien. Con todo lo que nos venden en estos tiempos, hay mucho por «desaprender».
Hola Eva! Celebro haber descubierto tu blog de la mano de unos amigos que también siguen un estilo de vida de lo más paleo y envidiable. Estoy leyendo tus diversos artículos, a cada cuál más interesante e instructivo. Felicidades por compartirlos!
A estas alturas he entonado el mea culpa, en cuanto estoy totalmente «enganchada» al azúcar (no me atrevo a utilizar algún verbo similar a adicción, aix!). Así que, manos a la obra! Me gustaría poderme desquitar de tantos hábitos adquiridos durante años, sobretodo por lo que a los desayunos respecta… No me imagino comiendo unos boquerones a las 10 de la mañana en la oficina! Tendrías a mano algunos trucos para irme adaptando a un nuevo estilo y olvidar alimentos que resultan para mí tan básicos como el pan, la pasta y pastelería?
Un afectuoso abrazo y gracias!
Vero
Hola Vero, al principio cuesta cambiar los hábitos, porque no los hemos creado en un día, sino que son producto de muchos años, día tras día de hacer lo mismo. Por lo que es complicado pensar que de un día para otro vamos a poder cambiarlos de forma drástica. A veces lo único que hace falta es tener un poco de paciencia, ser tolerante con uno mismo, no enfadarse si las cosas no van como esperabas o imaginabas.
Efectivamente, unos boquerones no te van a entrar a las 10 de la mañana! A mi tampoco me entran. Porque en general, a las 10 de la mañana no tengo hambre. Pero en el momento en el que me entra el hambre, unas horas más tarde, sí que me puedo meter un plato de boquerones, un estofado o lo que se tercie ese día entre pecho y espalda. Pero hay cosas más sencillas por las que podemos empezar, piensa en los alimentos que te resultarían más sencillos, qué tal una tortilla con espinacas y jamón serrano, huevos, bacon (estos siempre son el comodín de los desayunos), verduras asadas estilo escalibada… Cualquier cosa que te encante comer, es mucho más sencillo empezar por ahí que no por alimentos que sólo de pensarlo te den un poco de cosa.
Ya ha pasado tiempo desde este comentario, así que lo más probable es que hayas hecho buenos avances desde enero. Si vuelves por aquí, ya me contarás!
¡Abrazos!
Hola Eva, soy nueva comentando en tu blog, hace unos meses me pasé por aquí par ver tu blog, que lo recomendó Ana Muñiz, a penas se estaba inaugurando por decirlo así, la verdad me ha gustado mucho y hasta ahora me había preguntado qué habrá pasado, porque cuando le ví por primera vez, aún no me podía suscribir, ahora ya, y me alegra.
Ahora, viendo lo malos que pueden ser los desayunos y cómo afectan al metabolismo de nuestro sistema general, y hasta nuestras hormonas, me queda decir que antes yo era de las que comía «toneladas» de cereal special K, no no no!!… una perdición y mentira, creyendo que era saludable… y sí cuando lo comía al otro día andaba tooooooooodo el santo día super hinchada, era horrible!… Ahora ya no como nada de nada de cereales, dejé los carbos, pero no para perder peso, sino por cosa de salud y bienestar, además de lo rico que es comer pollo, pescado, mariscos, pero lo malo es que yo no puedo disfrutar de los huevos tanto como todos los que lo comen ya que éstos junto con la carne roja soy alérgica.
Lo que te quería consultar es que si es posible comer al menos 1 rebanada diaria de un pan que se llama Ezekiel 4:9, no sé si lo conozcas, es un pan hecho a base de granos germinados. Éste es el enlace: http://www.foodforlife.com/product/breads/ezekiel-49-sprouted-whole-grain-bread.
En el blog de Ana no recomienda para nada el pan ni integral ni blanco, pero me ha surgido ésta duda, de si se podrá comer éste pan como alternativa. Creo que podría ser algo más «saludable» que al trigo, bueno, eso digo yo, que no he entrado del todo al paleo, ya que aún consumo leche, pero por lo demás, todo bien.
Espero me puedas responder y te dejé el link para que lo puedas verificar y me comentes tu opinión, a ver si sí se podría incluir en el desayuno diario al menos 1 rebanada (considerando que el desayuno es a la hora que te dé hambre) o en alguna comida.
Saludos y muchas felicidades por tu blog!, hasta ahora todo me ha encantado, en especial éste artículo y las ideas de desayuno, aunque no pueda comer huevos :(.
Hola Lizzie, a ti también te contesto con mucho retraso! Lo siento!
Desgraciadamente, hay bastantes personas alérgicas al huevo, y en parte se puede deber a las vacunas. Es triste porque el huevo es un alimento muy nutritivo y además económico. Sin embargo, tienes otras opciones, no todo se reduce a huevos en el desayuno, por ejemplo puedes asar un pollo y tienes para varios desayunos, conjuntando distintas especias, mayonesa casera, mostaza, y acompañando con boniatos (camotes) asados, distintas verduras, chucrut… no sé si toleras el cordero, sería otra opción de carne, incluso la podrías picar y hacer distintas preparaciones (hamburguesas, albóndigas, suelto y mezclado con verduras y especias. El salmón, si puedes conseguirlo salvaje, tanto enlatado, fresco, ahumado, bien en ensalada con aguacate, cilantro y zumo de lima, enrollado en hojas de alga nori, en ceviche. Que echas de menos algo «dulce», pues puedes algún día hacerte calabaza asada, combinarla con mantequilla de coco, canela y poner esto como acompañamiento de unas buenas salchichas…
La verdad que las opciones son muchas, te comento unas pocas que se me vienen a la cabeza según escribo esto para echarte una mano y que finalmente puedas prescindir de la necesidad de comer pan.
El pan que me dices yo también lo he consumido (algo parecido) hace bastante tiempo. Al germinar, es posible que este proceso se encargue de parte del ácido fítico por ejemplo, pero aún así no elimina el gluten. Veo en los ingredientes del pan que me has enviado que el primero es trigo, y también lleva cebada y espelta, así que el pan final va a tener una buena cantidad de gluten. Es posible que se degrade una parte, pero todo no. Posiblemente sea una mejor opción que el pan que no es germinado, pero seguiría sin recomendarlo.
¡Saludos!
Buenas! después de años buscando el desayuno perfecto (prueba-error, prueba-error) en mi caso lo que funciona son los copos de avena con leche de avena (ya no tomo lácteos) a los que añado grasas saludables, ya sea frutos secos o coco rallado y además, una cucharada de cacao puro «porque yo lo valgo». He visto que si no añado estas grasas entonces la avena se queda «corta» y durante la mañana tengo hambre o llego a la hora de comer con demasiada hambre. Me está gustando mucho tu blog, por cierto. El tema de la alimentación es interesantísimo y aún más tener que «resetear» nuestros cerebros para borrar los falsos mitos, lo que pretenden que creamos y largo etcétera de mentiras/estafas para la salud. Te seguiré leyendo. Saludos.
Buenos días Raquel. Eso es lo importante, que cada uno vaya probando qué es lo que le va bien a su cuerpo, y no es de extrañar que al añadir grasas te permita pasar la mañana sin hambre. Te animo a que continúes experimentando y siendo consciente de las reacciones de tu cuerpo, y no tengas miedo de «no hacer lo que hacen todos». El siguiente paso podría ser reemplazar esa avena por una tortilla con jamón y unas verduras salteadas, por ejemplo, y ver qué tal te sientes.
Saludos!
le estoy dando vueltas a la idea de no desayunar inmediatamente después de levantarme (yo soy de las que sí se levanta con hambre y suele desayunar antes de ir a hacer deporte). cuando hicísteis la «transición», ¿cómo íbais «convenciéndoos» de que os entrase hambre cada vez más tarde?
cuanto más leo la pregunta más estúpida me parece, pero no he sabido formularla de otra manera. quiero decir… si vivimos enganchados, aunque escuchemos al cuerpo, el cuerpo nos va a pedir «droga». tiene que haber alguna manera de «resetearse» para que el propio cuerpo no te engañe.
muy interesante la entrada, por cierto.
Hola, soy nuevo por aquí 🙂
Te explicaré mi experiéncia. En casa desde siempre se ha desayunado, por lo tanto mi cuerpo siempre me ha pedido desayunar nada más levantarme. En mi último trabajo tenía un horario muy raro, trabajaba de 7 a 9 de la mañana, así que a las 9 entrenaba, habiendo desayunado a las 6:30 aprox. Hace un par de meses me quedé sin trabajo y empecé a entrenar a las 7 de la mañana en ayunas y no he tenido ningún problema, incluso ahora soy capaz, los domingos, de hacer un ayuno de 16 horas, no como nada desde las 10 de la noche del sábado hasta las 14 horas del día siguiente. No se explicarte como he sido capaz, pues antes era incapaz de pasar más de 3 horas sin comer. Una posible explicación es que he bajado bastante los carbos en mi dieta a favor de las grasas, supongo que esto hace que esté mucho más saciado y que mi cuerpo sea capaz de ir tirando con las reservas de grasa al no haber tanto glucógeno disponible. Espero que esto te haya ayudado 🙂
Buenos días, me ha encantado tu blog, aunque hay cosas que todavía son difíciles de cambiar. Tantos años haciendo lo mismo…….. Y también dudas…… Una de ellas es el tema de los huevos, cada persona dice una cosa y nunca lo tengo claro, cuantos huevos podemos comer a la semana? Y los niños?
Muchísimas gracias y enhorabuena un trabajo fantástico.
Buen trabajo Eva, solo un comentario sobre la Dopamina.
Este neurotransmisor tiene como precursor a la tirosina, aminoácido muy abundante en carnes , pescados y huevos, pero existe una enzima que facilita el paso, tirosina a Dopamina y que es inhibida por los hidratos de carbono, de ahí la conveniencia de no tomar hidratos por la mañana para no perder el efecto estimulante de la Dopamina y usar unos pocos hidratos por la tarde para evitar competencia de tirosina con triptófano, precursor de serotonina.
holis, entonces los probióticos Bio Kult que estoy tomando da igual que los tome a las 10 que a las 13:00 hs., cuando rompa el ayuno..? gracias
Hola Cecilia,
No es importante en qué comida lo tomes (te recomendaría 2 veces al día y tomarlo antes de empezar a comer).
Un abrazo,
Edurne