En la primera parte del artículo te hablé de por qué no me gusta la palabra detox y de la importancia que tiene nuestra actitud y la alimentación a la hora de conseguir un buen estado de salud. Además de darte herramientas para planificar tus menús semanales. Así te será más fácil llevar una dieta rica y sana. Pero todavía puedes hacer más para detoxificar tu cuerpo.
Somos lo que absorbemos. Empezando por la piel
No podía hablar del detox y olvidarme de todos los tóxicos que nos rodean y que usamos a diario: champús, desodorantes, colonias, maquillajes, etc. De hecho, ya te he hablado muchas veces de cómo las toxinas de este tipo de productos afectan a nuestras hormonas Y cómo provocan infertilidad, SOP, hipotiroidismo, fatiga adrenal, problemas digestivos, etc.
Algo que no nos debería de extrañar. Sobre todo si tenemos en cuenta la relación directa que tienen todos estos disruptores endocrinos en nuestra salud.
Pero ¿sabes cuál es la buena noticia?
Podemos controlar lo que nos ponemos en el cuerpo. Tenemos la opción de decidir y de elegir productos que sean respetuosos con nuestro cuerpo. Y con el medio ambiente. ¡Podemos ser proactivos con nuestras compras!
Te dejo algunas de mis recomendaciones favoritas:
- Cuidado del cabello, lociones y mantecas corporales
- Desodorantes
- Cuidado bucal
- Maquillaje
- Protectores solares
Las toxinas en el hogar: otra oportunidad para el detox
Si me lees habitualmente, probablemente no te sorprenda que incluya este apartado en un post sobre el detox. Sobre todo si tenemos en cuenta que, de media, una casa puede contener unos 30 litros de productos químicos y sintéticos. Productos con los que estamos en contacto día tras día. Y que en la mayoría de los casos implica que el aire del interior de nuestras casas pueda ser 50 (o incluso hasta 100) veces peor que el aire de las ciudades.
Y las grandes ciudades como Los Ángeles, Ámsterdam, París o Madrid no se caracterizan precisamente por sus bajos niveles de contaminación…
Por eso, y aprovechando que estamos hablando de un detox integral, te animo a que conviertas tu hogar en un lugar sagrado. A que lo conviertas en el santuario que debería ser. Tanto en la atmósfera que se respire en él (que habrá mejorado con los cambios en tu actitud que ya estarás implementando) como en los productos que usemos a diario.
Tú también puedes conseguir un hogar sin tóxicos
Al igual que hemos visto con los cosméticos, la mayoría de los plásticos y productos de limpieza que usamos en nuestras casas contienen disruptores endocrinos. Los ftalatos y los compuestos orgánicos volátiles son algunos de ellos pero hay muchos más. Y todos tienen en común que poco a poco van empeorando nuestra salud.
Incluso muchos de los ingredientes que contienen esos productos son cancerígenos conocidos y sospechados.
La verdad es que no suena nada bien todo lo que podemos llegar a acumular en nuestras casas. Sin olvidarnos de otras toxinas no químicas que también afectan a nuestra salud. Como es el caso de la luz artificial y de los aparatos eléctricos.
Pero, de nuevo, tenemos opciones para detoxificar nuestro hogar. Y de reducir la carga de toxinas a la que se somete nuestro hígado a diario:
- Usar productos de limpieza no tóxicos
- Decir adiós al plástico, sobre todo en el menaje de cocina. Tienes muchas alternativas donde elegir. Por ejemplo, envoltorios reutilizables de tela y cera, moldes y papel para hornear, bolsas de almuerzo, botellas, tupers, etc.)
- Airear nuestra casa a diario
- Tener plantas que nos ayuden a detoxificar el aire de nuestro hogar
- Usar gafas naranjas que protejan frente a la luz azul de las pantallas
Además, crear un ambiente positivo en nuestros hogares en el que podamos estar tranquilos y en calma también contribuirá con este detox. Las palabras, las emociones y el volumen que tenemos en nuestro hogar pueden afectar a nuestra salud. Sobre todo a nuestra salud adrenal.
Y tú, ¿gestionas el estrés?
Finalmente, no podía olvidarme de hablar del estrés y de cómo afecta a nuestra salud. No solo a nivel emocional sino también a nivel digestivo y hormonal. Es una de las principales causas de las enfermedades actuales: fatiga adrenal, ansiedad, insomnio, depresión, sobrepeso, enfermedades autoinmunes o incluso infartos.
Un estrés que a pesar de que no podamos evitar (especialmente en la sociedad en la que vivimos donde todos estamos constantemente ocupados y con prisa), sí que podemos controlar. Podemos aprender a gestionar nuestra respuesta al mismo.
Reservar 20 o 30 minutos al día para estar tranquilos y meditar, caminar, estirarnos o disfrutar de una buena taza de té son algunos cambios que podemos implementar en nuestras vidas.
Además de aprender a decir “no” a las cosas que realmente no nos importan. Así podremos dedicar más tiempo a todo aquello que sí merece la pena.
Y si ya haces todo eso pero quieres dar un paso más (o si crees que es imposible aprender a gestionar el estrés), el reto Stress Less te ayudará a conseguirlo.
Gracias Edurne por estos artículos tan completos. Y siempre viene bien que nos recuerdes todo lo que podemos hacer para purificar nuestro cuerpo y nuestra casa. Nosotros si hemos eliminado champús, jabones, productos de limpieza y mucho plástico pero siempre parece que queda algo con lo que no contabas. Lo que tengo pendiente es el tema de las plantas… reto a la vista!